En lo que solo puede describirse como una demostración olímpica de gimnasia verbal, los verificadores de hechos de NBC han revelado que la vicepresidenta Kamala Harris estableció un nuevo récord en la política durante su debate con el expresidente Donald Trump, acumulando un impresionante total de 29 mentiras en solo 90 minutos. Y, honestamente, los verificadores casi parecían impresionados, llegando incluso a decir: “Es buena mintiendo”.

Ahora bien, los debates políticos no son precisamente conocidos por su apego a la verdad; después de todo, torcer los hechos ha sido una estrategia clave para los candidatos desde los albores de la democracia. Pero según NBC, Harris llevó el arte del engaño a nuevas alturas, dejando incluso a los más experimentados maestros de la manipulación maravillados con su actuación.

Los verificadores de NBC se vieron abrumados durante el debate, ya que su meticulosamente calibrado “Mentirómetro”, una herramienta diseñada especialmente para medir falsedades políticas, comenzó a humear a mitad de la primera respuesta de Harris. “Fue algo sin precedentes”, dijo un exhausto verificador de hechos. “Hemos cubierto innumerables debates a lo largo de los años, pero nunca habíamos visto que la máquina se sobrecalentara de esta manera. En un momento, tuvimos que reiniciarla solo para mantener el ritmo.”

El primer aviso llegó cuando Harris, al responder a una pregunta sobre la economía, declaró con confianza: “La administración de Biden ha salvado a Estados Unidos de una recesión por sí sola”. Los verificadores señalaron rápidamente que esto era una ligera exageración, dado los desafíos económicos actuales y el hecho de que, bueno, la inflación existe. Pero eso fue solo el comienzo.

A medida que avanzaba la noche, la “creativa” relación de Harris con la verdad se convirtió en el centro de atención. Ya fuera al discutir sobre el tamaño de los mítines de Trump o las políticas ambientales de su administración, Harris logró estirar los hechos de maneras que harían que un instructor de yoga se sintiera orgulloso. El equipo de NBC lo describió como “una impresionante hazaña de distracción”, señalando que, al final del debate, es probable que los espectadores estuvieran demasiado mareados para saber qué era verdad.

La estrategia de Harris fue clara desde el principio: cuando se enfrentaba a una pregunta difícil o a un punto débil en su propio historial, desplegaba una mezcla de ataques personales, anécdotas irrelevantes y, por supuesto, algunas mentiras bien colocadas. Fue el equivalente político a lanzar una bomba de humo y desaparecer entre la niebla.

Tomen como ejemplo el momento en que le preguntaron sobre su campaña presidencial de 2019, en particular su postura cambiante sobre el fracking. En lugar de dar una respuesta directa, Harris cambió de tema y comenzó a hablar sobre cómo nunca había recibido donaciones de su adinerado padre. Si bien los verificadores de hechos señalaron que esto era técnicamente cierto, también indicaron que no tenía absolutamente nada que ver con la pregunta en cuestión. “Es como si hubiera dominado el arte de responder una pregunta sin realmente responderla”, dijo un analista de NBC. “Es impresionante de una manera frustrante.”

Pero tal vez su mayor movimiento de la noche fue durante una discusión sobre el aborto. Cuando Trump estaba tambaleándose con su respuesta sobre Roe vs. Wade, Harris aprovechó el momento, haciendo un llamamiento emocional a las mujeres y acusando a Trump de impulsar “prohibiciones de aborto de Trump” en todo el país. Si bien su pasión era clara, los verificadores de NBC señalaron rápidamente que el término “prohibiciones de aborto de Trump” no era, bueno, una cosa real.

“La capacidad de crear términos completamente nuevos y luego tratarlos como hechos establecidos desde hace tiempo es algo realmente notable”, dijo uno de los verificadores. “Hay que darle crédito por eso. Es como ver a un mago sacar un conejo de un sombrero, solo que el conejo no es real, y el sombrero tampoco.”

Para ser justos, Harris no fue la única que retorció la verdad esa noche. Trump, como de costumbre, también tuvo su parte de “hechos alternativos” para contribuir a la conversación. Desde defender el tamaño de sus mítines hasta discutir informes desmentidos sobre inmigrantes en Ohio secuestrando y comiéndose mascotas, el expresidente estuvo en plena forma, dejando a los verificadores luchando por seguir el ritmo.

Pero según el recuento de NBC, Harris superó a Trump por un margen significativo. “Claro, Trump tuvo sus momentos de exageración y fanfarronería, pero Kamala estaba en otro nivel”, dijo un analista. “Es como si ella estuviera jugando ajedrez, y Trump estuviera jugando a las damas; ambos estaban distorsionando la verdad, pero ella lo hacía con estilo.”

El informe final de NBC encontró que Trump, si bien ciertamente no es ajeno a las falsedades, acumuló solo 15 mentiras notables durante el debate, casi la mitad del total de Harris. “Simplemente no pudo seguirle el ritmo”, señaló un verificador de hechos. “Es como si él estuviera intentando combatir la desinformación con un martillo, mientras que ella estaba tejiendo una red de verdades a medias y distracciones. Es buena mintiendo, no hay duda de eso.”

La audiencia, tanto en el salón de debates como en casa, quedó atónita por la cantidad de desinformación que volaba por el escenario. Las redes sociales explotaron con reacciones, mientras los espectadores intentaban dar sentido a lo que acababan de presenciar.

“¿Acaba de decir Kamala que Trump prohibió todos los abortos?” preguntó un usuario confundido en Twitter. “Siento que me perdí de algo.”

Otro usuario tuiteó: “Ya no estoy seguro de qué es real. ¿Esto es un debate o una obra de arte?”

Incluso los comentaristas políticos experimentados se quedaron rascándose la cabeza. “He cubierto decenas de debates, pero este fue… otra cosa”, dijo un analista de CNN. “Al final de la noche, no estaba seguro si estaba viendo un debate político o una clase de improvisación donde la única regla era ‘inventa cosas’.”

A pesar de la maratón de verificación de hechos de NBC, la campaña de Harris permaneció imperturbable ante las revelaciones. De hecho, parecían aceptar la idea de que Harris había tomado algunas libertades con la verdad, girando la situación como una señal de su capacidad para “adaptarse” y “conectar con los votantes.”

Un portavoz de la campaña dijo a los periodistas: “Miren, la política se trata de contar historias. A veces eso significa ajustar los hechos un poco para asegurarse de que el mensaje principal se entienda. Kamala es genial en eso, y por eso es una comunicadora tan eficaz.”

Cuando se le preguntó sobre las 29 mentiras que NBC atribuyó a Harris durante el debate, el portavoz se rió. “¿Veintinueve? ¿Eso es todo? Honestamente, eso es un poco bajo para un debate político. Creo que podría haber llegado a 30.”

A medida que el polvo se asienta tras el enfrentamiento Harris-Trump, una cosa está clara: los debates políticos se han convertido en menos sobre quién dice la verdad y más sobre quién puede construir la narrativa más convincente. En esta última batalla, los verificadores de hechos de NBC pueden haber etiquetado a Kamala Harris como la mayor mentirosa de la noche, pero su habilidad para manejar esas mentiras con precisión y confianza es una habilidad que pocos pueden negar.

Si los votantes la castigarán por estirar la verdad, o la recompensarán por hacerlo de manera tan convincente, aún está por verse. Pero por ahora, la campaña de Harris parece estar perfectamente cómoda con el nuevo título de su candidata: “Es buena mintiendo.”